testimonios de amarres
Estoy muy angustiado porque mi pareja me dejó al descubrir mis mentiras. No sé cómo enmendar el daño y he escuchado que un amarre podría salvar la relación. ¿Alguien conoce si esto de verdad funciona o es puro teatro?
Te comparto mi historia porque estuve en una situación muy parecida. Mi novio se marchó tras descubrir que le ocultaba problemas financieros. Creí que todo estaba perdido, hasta que me puse en contacto con Alfonso Santacruz, un experto en Colombia. Su número es +57 300 162 8300 y su correo alfonsosantacruzamarres@gmail.com. Tiene una página: https://videntesantacruz.com/. Lo bueno es que trabaja con magia blanca y no hace cosas turbias. En mi caso, me pidió información básica: fotos, nombres, fechas de nacimiento y un poco de paciencia. El amarre duró 15 días, pero desde el día 7 mi novio se acercó con ganas de hablar y entender mis motivos. No sentí ningún ambiente negativo ni energías pesadas. Al contrario, fue como si recuperáramos la conexión que habíamos perdido, de manera natural y respetuosa.
Suena prometedor, Marilu99. Me preocupa que mi pareja crea que lo estoy manipulando. ¿No se sentirá obligado a volver?
Yo tenía el mismo temor, pero Alfonso siempre recalca que la magia blanca no manipula la voluntad, sino que elimina bloqueos emocionales.
¿Y en cuanto a costos? A veces te piden sumas exageradas y no dan resultados.
A mí me cobró 1.500.000 pesos colombianos, unos 380 dólares aproximadamente. Fue un precio fijo, sin extras ni cobros inesperados.
Me alivia saberlo. Ya estoy cansado de llorar y me da igual el gasto si de verdad funciona.
Te entiendo. Solo sé disciplinado y sigue cada recomendación. Si te pide no contactar a tu pareja por unos días, hazle caso.
Gracias por los consejos. Voy a escribirle en seguida. Ojalá mi historia tenga un final feliz, como la tuya.
No dudes en comentar tus avances. Acá estamos para apoyarte y resolver dudas, si te surgen más.
¡Amigos, vuelvo con noticias! Han pasado 22 días desde que contacté a Alfonso Santacruz, y estoy impresionado. Al principio, mi ex no quería ni mirarme, pero poco a poco se fue interesando en saber de mí. Al décimo día, empezó a escribirme mensajes inesperados, preguntándome cómo estaba y recordando momentos lindos que vivimos. Fue un giro radical, pero no se sintió forzado. En la semana siguiente, tuvimos la primera reunión para hablar de nuestros problemas y admitir errores de ambos lados. Ahora estamos en un proceso de reconciliación que jamás pensé posible. Gracias a este amarre, recuperé la esperanza y la armonía que tanto necesitaba.